Un vals, un bolero, una salsa, un blues...
Me rio
de mi,
de él,
de ustedes,
de mis lágrimas,
de la cama vacía,
de mis domingos por la tarde,
de mi stress,
de mis mentiras,
de tus mentiras,
de la distancia,
del mi,
del me,
y del contigo,
del bus lleno,
de las 40 teclas,
de las matemáticas,
de las verdades,
de las buenas costumbres,
de los besos que crean adicción,
de la ausencia de sorpresas,
de mis canciones en fránces mal cantadas,
de las fotos,
de mi gata,
de mis zapatitos de tacón,
del buena suerte y hasta luego,
de los hoteles sin cinco estrellas,
de las tristezas de madrugada,
del teléfono que habla con los ojos,
de las verdades acomplejadas,
de mi reloj con alarma,
del extrañarte
arriba
abajo
a la derecha
a la izquierda
y también en el centro
lo único por lo cual no se puede reir (pero tampoco llorar) es que nunca supe ni cómo ni cuando mi boca se aprendió su nombre.
w.
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