lunes, octubre 30, 2006

La gente, su tristeza

La tristeza es algo que resalta en el rostro de las personas, especialmente en invierno. Como si no bastara que el cielo esté gris o que la ropa no seque. Uno sale por la mañana y lo primero que encuentra es el caminar lento, las caras pálidas y las palabras salidas de las mismas entrañas de Vallejo flotando por todos lados; por los grifos, las panaderías, la caseta del policía de tránsito, las oficinas, los colegios y todos esos otros lugares donde se mete el viento cuando sopla fuerte.
Trato de comprender el porqué y de encontrar razón(es):

a) Perdieron algo que para ellos era importante; las llaves, el celular, una foto antigua, una ser querido, una moneda.

b) Se enteraron de algo desagradable en algún periódico o alguna revista.

c) Sus zapatos son realmente incómodos.

d) Alguien a quien quieren mucho, está lejos, muy lejos.

e) Escuchan música triste.

f) Leen cosas tristes.

g) Su estado natural es así.

Desisto de comprender y hallar más explicaciones a lo triste, pues la razón y las razones tienden a ser aburridas.

Prefiero seguir creyendo que la gente lee a Vallejo.


La gente, sus ternos

Los hay azules que parecen negros, negros que sí se ven negros, plomos claros y plomos plomos. Unos planchados, otros arrugados.

Se encuentran en las bodas, oficinas, fiestas elegantes, trabajos formales, reuniones de gente seria, y otros eventos a inventar por gente importante. Se mandan a hacer, se compran ya hechos o se alquilan.

Lo notable no es todo eso, sino la transformación que sufren las personas al ponérselos encima. Pareciera que el nombre de la persona se subrayara y se pusiera en negrita tamaño 24. Sienten que huelen bien, son felices (son) y sabios.

Quizás no todos sean iguales, quizás no todos usen el terno de tal manera.

Como sea, no me gustan los ternos. Fin.


La gente, su prisa

El bus lleno parece explotar de tanta prisa. Algunos duermen, acostumbrados a despertar dos minutos antes de llegar a su paradero.

Voces como gritos que piden permiso, pisotadas, golpes con el codo, disculpas a monton, olor a colonia mezclada con medias del dia anterior.

La gente baja rápido, camina rápido, suben las escaleras del puente rápido, toman desayuno rápido, dicen buenos días rápido, trabajan rápido como queriendo que las horas avancen rápido, para salir rápido. Se despiden rápido, caminan rápido (nuevamente y de regreso), bajan las escaleras rápido, toman el bus rápido, besan rápido, comen rápido, hacen el amor rápido, lloran rápido, fuman rápido, duermen rápido.

Todo con el fin de que amanezca rápido, para así acumular mas cosas, conocer mas gente, mostrar que uno es una buena persona y que se está feliz y que no se lee a Vallejo sino libros de Markekting y Productividad.

Lo rápido de vez en cuando me alcanza, es que es como un espejo. La gente va rápido y uno se contagia. Una vez me sellé el dedo por sellar una boleta rápido, fue gracioso y doloroso, además de azul.

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