
Tener las manos congeladas ayuda a sentir mas la soledad, duelen los huesos y el pecho se hincha de tanta pena en un invierno que se mete por todos lados a pesar de cerrar todas las ventanas del cuarto. Hay un cielo nada celeste que nos mira y nos mira, tienes sus ojos clavados en cada rostro de nosotros, se rie como burlándose, pues en verdad somos demasiado tontos. Se busca un poco de calor entre las sabanas y las colchas, una chompa, un par de guantes, un recuerdo lejano y azul, un café caliente, pero nada, sigue ese frío que duele y abraza...casi casi me estrangula y se mofa como un payaso de mi tristeza inexplicable y sin razón, de mi soledad que me canta al oido, de la soledad que me cepilla el cabello cada madrugada, de esa soledad desorganizada que siempre me levanta cada mañana para ponerme un espejo y mostrar mi cara tonta y mi cuerpo cansado.
Y la manos siguen aun más congeladas como de un muerto..seguro es eso, seguro ya ando muerta.
Y la manos siguen aun más congeladas como de un muerto..seguro es eso, seguro ya ando muerta.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario